Carta abierta a Moisés Naím sobre la explotación del poder del amor

Estimado Moisés Naím:

Su respuesta a la pregunta ¿Qué es la necrofilia ideológica? (6-2-2016) comienza con un ejemplo de como lo que Ud. mismo llama "malas ideas, que deberían estar muertas y enterradas, suelen reaparecer periódicamente", ya que equiparar a la "amiga que, una y otra vez, se enamora de hombres que la maltratan" a "grupos [...] que se entusiasman con líderes cuyas propuestas ya han sido probadas y siempre han terminado mal" desvía la atención de los verdaderos protagonistas de la violencia machista y culpabiliza a las víctimas. Puede ser que "con solo teclear breves frases en un ordenador se puede llegar a saber todo sobre los efectos de una propuesta económica o política cuando ha sido puesta en práctica", pero (pregunte a una amiga o lea el libro Pero si dice que me quiere de Dina McMillan) sabemos también que los maltratadores comienzan ocultando sus propuestas. Acaba su escrito con la frase “El demagogo es quien predica doctrinas que sabe que son falsas a personas que sabe que son idiotas”. Si ya me resulta dudoso citar a Mencken (detractor del populismo, pero también, alimentado por ideas elitistas, racistas y antisemitas, simpatizante del darwinismo social nazi), aún más erróneo me parece tildar indirectamente de idiotas a mujeres que caen víctimas de hombres que una y otra vez les mienten. A mi me sale citar a Anna Jónasdóttir: “Incluso con una relativa igualdad formal y socioeconómica […] los hombres tienden a explotar las capacidades de las mujeres para el amor y transformarlas en modalidades individuales o colectivas de poder sobre las cuales ellas pierden el control”.

Atentamente

Péter Szil
Budapest
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